martes, 15 de agosto de 2023

Goteras


Las gotas golpeaban constantes e implacables en su frente  

Una vez. Dos veces. Tres veces. Ya había perdido la cuenta.

En algún momento, entre la caída de una y otra, había quedado adormecido. Pero inmediatamente el golpe del líquido lo había despabilado.

Trató de escapar a la caída del líquido, pero las ligaduras lo mantenían firmemente sobre aquella piedra. No había manera.

Confiaba que en algún momento el cansancio lo vencería y pudiera abstraerse de aquella sensación alienante.

Como le habían dicho los inquisidores:

—“A la larga morirás, pero primero conocerás los demonios de la locura…”


1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente