domingo, 22 de noviembre de 2015

Pleamar


   Era una mañana tormentosa, como la de aquel día en que la gaviota decidió suicidarse. Claro que después mi padre le quitó magia al asunto. Me contó la verdadera razón porqué el ave se había precipitado contra la escollera.
—Las gaviotas adultas van perdiendo la visión de tanto zambullirse en el agua de mar. Entonces,  cuando van en vuelo y divisan un tenue reflejo, creen que es un pez y se tiran en picada contra el brillo de las rocas —me enseñó con su lógica implacable.
O sea,  que mi gaviota había muerto absurdamente por un accidente producido por su decadencia; cuando yo había imaginado una historia con un amor contrariado y misterioso. Como si mi gaviota fuera otra Alfonsina y este vasto mar su escondite definitivo.
Salir a caminar en días tempestuosos de temporada baja me fascinaba. Las playas lucen desiertas. Se escucha el tronar de las olas en el rompiente. Se percibe el viento azotando matas y gallardetes abandonados en lejanos veranos. Los paradores solitarios, con sus sillas, mesas y sombrillas amontonadas, las terrazas con sus silencios excesivos. Se podía recorrer el pedregal para leer los mensajes de otros tiempos grabados en sus rocas:
“Carlos y Clarita 23 de febrero de 1949”
—“¿Qué habrá sido del amor de Carlos y Clarita?”
Tal vez se hubieran casado desafiando el maleficio de los amores de verano.
Quizá alguno de sus nietos topara con aquel perpetuo recado de amor mientras correteaba inocente un estío cualquiera.
No sería sencillo imaginar por aquella época que en algún momento se puede perder el bronceado, la belleza y la juventud. La vida y el amor parecen eternos. Por lo menos hasta el fin de las vacaciones.
Entré al mesón. El piso y el mobiliario tenían una espesa capa de polvo y olvido. En las esquinas del techo había telarañas, sentía que hacía décadas que estaba cerrado. Me detuve a mirar por el ventanal el mar embravecido. Las olas se alzaban en una pared compacta de color verde oscuro y al caer la espuma llegaba casi hasta la entrada de la posta. Yo no le temía. Jamás le había temido.
Ni siquiera aquella tarde.
Aún en los momentos más difíciles, como cuando quedé atrapado por una corriente de la bajamar, tuve el convencimiento que nada malo podía pasar. Que de algún lugar del abismo un ejército de tritones y sirenas vendrían en mi auxilio. Que me mostrarían un camino de caracolas y coral. Que el faro, más allá del puerto, me alumbraría la senda de regreso.
Salí al porche con su piso de madera inundado. La lluvia arreciaba, la playa invitaba a una caminata.
—“Caminar por la playa bajo la lluvia es  un rito íntimo y sagrado; casi como acariciar un apacible vientre desnudo…”
Descendí por los peldaños que se perdían en la arena y la resaca. Caminé hacía las olas. El horizonte era de un gris borroso, en la lejanía los nubarrones resplandecían de tanto en tanto por el fulgor de los relámpagos.
No había aprensión ni incertidumbre en mí.
Tenía la misma paz que experimentaba al bucear. Sé que en el azul profundo del mar se siente algo parecido a la protección del útero materno; silencio y armonía.
Una ola  me atravesó.
No temía.  Ya jamás temí.
Conocía la ruta. Las nereidas, tiempo atrás, me habían guiado entre las penumbras a un sendero iluminado por erizos y medusas iridiscentes que se perdía detrás de un manto de algas. Lejos de pescadores y gaviotas.
Es un buen sitio para reposar.
Hasta que de nuevo suba incontenible la marea de nostalgias. 


44 comentarios:

Annie Collazo. dijo...

Sabes que eres un escritor de primera y uno de mis favoritos. La narrativa y los recursos sensoriales transportan al lector a vivir el momento. Me encanta!

Anónimo dijo...

Me encantó el cuento, hermoso!

Anónimo dijo...

Un gusto leerte estimado Ricardo, que puedo decir, un grande!!

Anónimo dijo...

Hermoso.

Anónimo dijo...

Éxitos!!!!!

Anónimo dijo...

Me gustó mucho este cuento. Gracias por publicarlo

Anónimo dijo...

Me gustó mucho leer este cuento

Anónimo dijo...

Me encanta como arranca contando porque la gaviota muere… Un ritmo muy lindo

Anónimo dijo...

Hermoso, sencillo y a la vez profundo, espero siga escribiendo🙌🏼

Tomas dijo...

Tremendo juan

Sofía Gradaschi dijo...

Seguí escribiendo Ricardo! No abandones lo que te gusta y hace bien. Un fuerte abrazo. Saludos!

Anónimo dijo...

Por qué no sigues publicando?
Me encanta lo que escribes!!

Colopaezz dijo...

Es hermosísimo este relato! Me gustaría leer algo un poquito más largo...

Facundo Aquino dijo...

👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

Anónimo dijo...

Sos un capo ricardo. No dejes de hacer lo que te gusta. Segui soñando.

Florencia dijo...

🤍 excelente me encanto 🤍 gracias por compartirlo

Melanie dijo...

EXCELENTE!

Anónimo dijo...

Que lindo relato Ricardo, el relato de la gaviota me partió al medio

Luciano dijo...

Genio Juan, te conocí por un vídeo en instagram, ojala algún día puedas publicar tu arte en libros físicos, te mando un saludo.

Anónimo dijo...

No dejes de escribir. Me encantó 💕

Anónimo dijo...

Muy bonito

Anónimo dijo...

Es espectacular Ricardo conoci tu blogg por un video de Instagram y lo busque sin esperanza, pero dejame decirte que tienes una mente espectacular me maravilla todo lo que escribiste no dejes de hacerlo y porfavor si tienes mas material como este subilo sigue tu sueño de ser escritor. Chau cuidate

Aldana Leal dijo...

Hubo ciertas frases que me encantaron y tocaron lo más profundo de mi alma pero todo el escrito es tan poético, tan bien hecho, y se entiende porqué quedó en el primer puesto del concurso. Felicitaciones, es realmente hermoso y se nota que está escrito desde el corazón, se convierte en uno de mis escritos favoritos de ahora en más. Me encantó!

Aldana Leal dijo...

Pleamar se convirtió en uno de mis escritos favoritos, tengo muchas frases favoritas y destacables que me llegaron a lo más profundo pero todo el escrito es maravilloso, tan poético y entiendo porqué quedó en el primer puesto del concurso, tan merecido lo tiene! Felicitaciones y siga escribiendo así que es muy talentoso, dan ganas de leer más de sus obras

Anónimo dijo...

genial

Anónimo dijo...

Muy lindo 💚 💚 💚

Anónimo dijo...

Hermoso, gracias por compartir.

Anónimo dijo...

Hermoso ❤️

Anónimo dijo...

Genio!

Anónimo dijo...

Me encantó

Anónimo dijo...

ME ENCANTÓ! POR FAVOR SIGA ESCRIBIENDO!

Matias dijo...

Muy bueno👏

Anónimo dijo...

Que hermoso relato...

Anónimo dijo...

Soy Cybil Farias chilena. Me recordaste mi casa, el mar y la bravura. Muchas gracias

Brian Lucas dijo...

Hermoso y burbujeante cuento. Bravo

Brian Lucas dijo...

Hermoso y burbujeante cuento. Bravo

Anónimo dijo...

Excelente. Felicidades.

Anónimo dijo...

Muy bueno!!!

Anónimo dijo...

Me encantó.

Anónimo dijo...

Muy lindo relato, saludos desde Ecuador

Anónimo dijo...

God

Anónimo dijo...

Muy bueno!!!

Anónimo dijo...

Me encanta

Anónimo dijo...

Tu escritura es genial!!!!