Era una mañana tormentosa, como la de
aquel día en que la gaviota decidió suicidarse. Claro que después mi padre le
quitó magia al asunto. Me contó la verdadera razón porqué el ave se había
precipitado contra la escollera.
—Las gaviotas adultas van perdiendo la
visión de tanto zambullirse en el agua de mar. Entonces, cuando van en vuelo y divisan un tenue
reflejo, creen que es un pez y se tiran en picada contra el brillo de las rocas
—me enseñó con su lógica implacable.
O sea,
que mi gaviota había muerto absurdamente por un accidente producido por
su decadencia; cuando yo había imaginado una historia con un amor contrariado y
misterioso. Como si mi gaviota fuera otra Alfonsina y este vasto mar su
escondite definitivo.
Salir a caminar en días tempestuosos de
temporada baja me fascinaba. Las playas lucen desiertas. Se escucha el tronar
de las olas en el rompiente. Se percibe el viento azotando matas y gallardetes
abandonados en lejanos veranos. Los paradores solitarios, con sus sillas, mesas
y sombrillas amontonadas, las terrazas con sus silencios excesivos. Se podía
recorrer el pedregal para leer los mensajes de otros tiempos grabados en sus
rocas:
“Carlos y Clarita 23 de febrero de 1949”
—“¿Qué habrá sido del amor de Carlos y
Clarita?”
Tal vez se hubieran casado desafiando
el maleficio de los amores de verano.
Quizá alguno de sus nietos topara con
aquel perpetuo recado de amor mientras correteaba inocente un estío cualquiera.
No sería sencillo imaginar por aquella
época que en algún momento se puede perder el bronceado, la belleza y la
juventud. La vida y el amor parecen eternos. Por lo menos hasta el fin de las
vacaciones.
Entré al mesón. El piso y el
mobiliario tenían una espesa capa de polvo y olvido. En las esquinas del techo
había telarañas, sentía que hacía décadas que estaba cerrado. Me detuve a mirar
por el ventanal el mar embravecido. Las olas se alzaban en una pared compacta
de color verde oscuro y al caer la espuma llegaba casi hasta la entrada de la
posta. Yo no le temía. Jamás le había temido.
Ni siquiera aquella tarde.
Aún en los momentos más difíciles,
como cuando quedé atrapado por una corriente de la bajamar, tuve el
convencimiento que nada malo podía pasar. Que de algún lugar del abismo un
ejército de tritones y sirenas vendrían en mi auxilio. Que me mostrarían un
camino de caracolas y coral. Que el faro, más allá del puerto, me alumbraría la
senda de regreso.
Salí al porche con su piso de madera
inundado. La lluvia arreciaba, la playa invitaba a una caminata.
—“Caminar por la playa bajo la lluvia
es un rito íntimo y sagrado; casi como
acariciar un apacible vientre desnudo…”
Descendí por los peldaños que se
perdían en la arena y la resaca. Caminé hacía las olas. El horizonte era de un
gris borroso, en la lejanía los nubarrones resplandecían de tanto en tanto por
el fulgor de los relámpagos.
No había aprensión ni incertidumbre en
mí.
Tenía la misma paz que experimentaba
al bucear. Sé que en el azul profundo del mar se siente algo parecido a la
protección del útero materno; silencio y armonía.
Una ola me atravesó.
No temía. Ya jamás temí.
Conocía la ruta. Las nereidas, tiempo
atrás, me habían guiado entre las penumbras a un sendero iluminado por erizos y
medusas iridiscentes que se perdía detrás de un manto de algas. Lejos de
pescadores y gaviotas.
Es un buen sitio para reposar.
Hasta que de nuevo suba incontenible
la marea de nostalgias.
44 comentarios:
Sabes que eres un escritor de primera y uno de mis favoritos. La narrativa y los recursos sensoriales transportan al lector a vivir el momento. Me encanta!
Me encantó el cuento, hermoso!
Un gusto leerte estimado Ricardo, que puedo decir, un grande!!
Hermoso.
Éxitos!!!!!
Me gustó mucho este cuento. Gracias por publicarlo
Me gustó mucho leer este cuento
Me encanta como arranca contando porque la gaviota muere… Un ritmo muy lindo
Hermoso, sencillo y a la vez profundo, espero siga escribiendo🙌🏼
Tremendo juan
Seguí escribiendo Ricardo! No abandones lo que te gusta y hace bien. Un fuerte abrazo. Saludos!
Por qué no sigues publicando?
Me encanta lo que escribes!!
Es hermosísimo este relato! Me gustaría leer algo un poquito más largo...
👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
Sos un capo ricardo. No dejes de hacer lo que te gusta. Segui soñando.
🤍 excelente me encanto 🤍 gracias por compartirlo
EXCELENTE!
Que lindo relato Ricardo, el relato de la gaviota me partió al medio
Genio Juan, te conocí por un vídeo en instagram, ojala algún día puedas publicar tu arte en libros físicos, te mando un saludo.
No dejes de escribir. Me encantó 💕
Muy bonito
Es espectacular Ricardo conoci tu blogg por un video de Instagram y lo busque sin esperanza, pero dejame decirte que tienes una mente espectacular me maravilla todo lo que escribiste no dejes de hacerlo y porfavor si tienes mas material como este subilo sigue tu sueño de ser escritor. Chau cuidate
Hubo ciertas frases que me encantaron y tocaron lo más profundo de mi alma pero todo el escrito es tan poético, tan bien hecho, y se entiende porqué quedó en el primer puesto del concurso. Felicitaciones, es realmente hermoso y se nota que está escrito desde el corazón, se convierte en uno de mis escritos favoritos de ahora en más. Me encantó!
Pleamar se convirtió en uno de mis escritos favoritos, tengo muchas frases favoritas y destacables que me llegaron a lo más profundo pero todo el escrito es maravilloso, tan poético y entiendo porqué quedó en el primer puesto del concurso, tan merecido lo tiene! Felicitaciones y siga escribiendo así que es muy talentoso, dan ganas de leer más de sus obras
genial
Muy lindo 💚 💚 💚
Hermoso, gracias por compartir.
Hermoso ❤️
Genio!
Me encantó
ME ENCANTÓ! POR FAVOR SIGA ESCRIBIENDO!
Muy bueno👏
Que hermoso relato...
Soy Cybil Farias chilena. Me recordaste mi casa, el mar y la bravura. Muchas gracias
Hermoso y burbujeante cuento. Bravo
Hermoso y burbujeante cuento. Bravo
Excelente. Felicidades.
Muy bueno!!!
Me encantó.
Muy lindo relato, saludos desde Ecuador
God
Muy bueno!!!
Me encanta
Tu escritura es genial!!!!
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